No te dejes llevar por el odio, el rencor, los celos, los malos deseos o sentimientos.
No te dejes intoxicar por estas emociones, porque eso conlleva muchas complicaciones y contamina todo nuestro cerebro.
Tenemos la manía de resaltar las faltas de los
demás. Aquello de ver la paja en el ojo ajeno..
Deberíamos mirarnos al espejo y ver nuestros defectos, que a veces son mayores.
Es decir, ver la viga en el nuestro, así no criticaríamos tan fácilmente.
En vez de condenar a los demás, deberíamos
tratar de comprenderlos y sentir compasión por sus defectos. Ellos, igual que nosotros,
actúan en función de las experiencias vividas.
Si estuviésemos en su piel, quizás actuaríamos
de la misma manera.
Procura sonreír abiertamente o esbozar una sonrisa, hasta conseguir que tu semblante llame de forma agradable la atención de quien te mire. La sonrisa te procurará bienestar y emitirás buenas vibraciones, por lo
que los demás te responderán favorablemente.
Tus objetivos has de ponerlos tú, no dejes que
sean los demás quienes te los impongan.
Solamente tú puedes establecerlos y conquistarlos, aunque eso no te impide fijarte
en cómo actúan los demás ni pedir su ayuda si la necesitas.
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