Un joven entró en un bar de un pueblo pequeño y pidió permiso para hacer una llamada. Al chico se le escucho decir: ¡Hola,
buenas tardes! ¿Es aquí donde necesitan un
jardinero? ¿No? Vaya...¿ya tiene uno?.
Comprendo... Bueno, es que soy muy bueno y si no están satisfechos, yo podría......
Ya comprendo, si están satisfechos con el que tienen. Bueno otra vez será.
Tras colgar el teléfono, se dispuso a salir del bar. El dueño que había oído la conversación,
quiso consolar al joven.
No desesperes, ya encontraras trabajo. A lo que
el chico contesto: ¿Trabajo? ¿Quien busca trabajo? El dueño del bar le respondió.
No debes avergonzarte por ello. ¡Yo soy jardinero de esta casa! Solo quería saber que
tal estaba haciendo mi trabajo, le dijo el joven.
A veces, en nuestra vida, el tiempo y la rutina
hacen que entremos en una zona cómoda, en la
cual nos sentimos seguros y pensamos que lo
tenemos todo bajo control. Sin embargo, esta
seguridad que sentimos puede llegar a ser una
venda en los ojos que nos impide ver con claridad que en el trabajo ya no ponemos las mismas energías e ilusión que cuando empezamos, que con nuestra pareja somos mas
descuidados...De vez en cuando hay que mirar
atrás y ver si nos hemos desviado del camino
trazado y, si hace falta, corregir.
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