Mi carácter impulsivo, cuando era niño, me hacia reventar en cólera a la menor provocación.
La mayoría de las veces después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado.
Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevo al salón, me entrego una hoja de papel y me dijo¡Estrújalo¡
Asombrado obedecí e hice con ello, una bolita.
Ahora- volvió a decirme- déjalo como estaba antes Por supuesto que no pude dejarlo como estaba Por mas que trate, el papel quedo lleno de pliegues y arrugas,
"El corazón de las personas -me dijo-es como ese papel...La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas esos pliegues".
Así aprendí a ser mas comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado.
La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar...Mas aun cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras ,,,
Luego queremos enmendar el error, pero ya es tarde.
"Habla cuando tus palabras sean tan dulces como el silencio".
No hay comentarios:
Publicar un comentario