Un abejorro iba zumbando en la oscuridad cuando descubrio a lo lejos una pequeña luz, hacia la que se dirigio ensimismado. No contento con admirar esa hermosa llama quiso acercarse a ella, como hacia con las flores olorosas, con tan mala suerte que al hacerlo, perdio una pata y una de sus alas quedo chamuscada. Aturdido, no pudo entender que de una cosa tan bonita como aquella llama le pudiese venir algun mal Por lo tanto, despues de haber rcuperado las fuerzas, con un golpe de alas se puso a volar.
Y, de nuevo se dirigio hacia la llama para posarse encima. Y enseguida cayo quemado, en el aceite que alimentaba la llamita.
Maldita luz. Por dejarme encandilar por su brillo y belleza he conocido tu naturaleza peligrosa y he encontrado la muerte " murmuro el abejorro".
"Pobre abejorro. No soy otra cosa que una llama y, quien no sabe usarme con prudenciase quema las alas"- respondio la llama.
Lo mismo ocurre en la vida. No hay que dejarse llevar por el brillo de las cosas, pues podemos salir escaldados.
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