Cierto dia, caminaba un lobo solitario por un gran campo, justo a la hora en la que el sol se ponia en el horizonte. De repente, viendo su sombra bellamente alargada, exclamo orgulloso:
-¡Pero que guapo que soy! ¿Como me va a asustar el leon con semejante talla que tengo? ¡Con 30 metros de largo, bien facil me sera convertirme en rey de todos los animales!
Y mientras el soñaba con su orgullo al ver su sombra tan grande, un feroz y poderoso leon le cayo encima de improvisto y empezo a devorarlo.
Mientras el rey de la selva lo devoraba, el pobre lobo se lamentaba de su situacion y, viendose morir, cambio de opinion sobre su aspecto y se dijo a si mismo:
- De nada me sirve llorar ahora. La presuncion ha sido la causa de mi desgracia.
Esta antigua fabula nos enseña que si actuamos de manera muy vanidosa y presumimos de lo que no somos podemos ser facilmente engañados. Hay que tener presente cuales son nuestras fortalezas y debilidades y nunca valorar nuestras virtudes por la apariencia con la que las ven nuestros ojos, pues facilmente nos engañaremos a nosotros mismos.
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