El que siendo leal y sincero, te comprende.
El que te acepta como eres y tiene fe en ti.
El que sin envidia reconoce tus valores, te estimula y elogia sin adularte.
El que te ayuda desinteresadamente y no abusa de tu bondad.
El que con sabios consejos te ayuda a construir y pulir tu personalidad.
El que goza con las sutiles alegrías que llegan a tu corazón.
El que sin penetrar en tu intimidad, trata de conocer tu dificultad para ayudarte.
El que sin herirte te aclara lo que entendiste mal o te saca del error. El que levanta tu animo cuando estas caído. El que con sus cuidados y atenciones, quiere menguar el dolor de tu enfermedad.
El que te perdona con generosidad, olvidando tu ofensa. El que ve en ti un ser humano con alegrías,
esperanzas, debilidades y luchas.
Este es el amigo verdadero, que con su amor de la evidencia de que conoce a Dios a través de sus hermanos. Si lo descubres, consérvalo como un tesoro. Teresita Atehortua
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