A las ancianas Os quejáis de los tiempos que corren, de las costumbres relajadas, de la perdida de fe. Y además tenéis razón. ¿Y si os digo que esa misma impresión la teníamos en nuestro tiempo hace casi ochocientos años? También en nuestra época parecía que todo estaba perdido. Hasta muchos obispos obraban como antípodas del evangelio. Y yo en mi predicaciones eche en cara ese comportamiento.
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