El día de su boda un príncipe entro con su carroza en la ciudad con su esposa. En la plaza frente al castillo, había un palco con una horca para ajusticiar a un malhechor. La princesa dándose cuenta de lo que sucedía, rompió a llorar y el príncipe hizo parar el cortejo para dirigirse a los magistrados.
"Señores, mi esposa pide que liberen a este hombre".
-Majestad- respondieron los jueces- la ley ordena que muera. -¿Y no se le puede perdonar?-pregunto la princesa con un hilo de voz.
El consejero del príncipe hizo notar que según la ley un condenado podía ser rescatado pagando 1.000 ducados de oro.
El príncipe abrió su bolsa y salieron 800 ducados, la princesa hizo lo mismo y encontró 50. Entonces bajo de la carroza e hizo una colecta, pero llego solo hasta los 999. ¿por un ducado será ahorcado este hombre?, exclamo la princesa - La ley no se puede cambiar- dijeron los jueces. E hicieron señal al para cumplir con su deber.
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