SOSPECHA DEL LEÑADOR

 Cierto  día un  leñador se dio  cuenta  que no tenia su hacha sorprendido y con  lagrimas en sus ojos, se encontró al salir  de casa con su vecino, quien  como siempre, lo saludo con amabilidad.                   Mientras este entraba en su casa, el leñador, de repente, empezó a sospechar y pensar que tal vez hubiese sido el vecino quien le había robado el hacha.  De hecho, ahora que lo pensaba bien, su sonrisa parecía nerviosa, tenia una mirada extraña e, incluso, hubiese dicho que le temblaban las manos.                                                                                       Bien  pensando, el vecino tenia la misma expresión que un ladrón y hablaba como un ladrón. Caminaba como  un ladrón  y hablaba como un ladrón.  Todo esto iba elucubrando el leñador, cuando, sin darse cuenta, sus pasos le llevaron de nuevo al bosque donde había estado la noche anterior. Una vez allí, tropezó con algo duro y cayo. Cuando miro al suelo...¡vio  que era su hacha! el leñador volvió de nuevo a su casa, arrepentido de sus sospechas y, cuando vio  su vecino, se percato de que  su expresión y sus maneras de andar y hablar eran las de siempre.

Esta historia nos enseña que, a veces  nuestro pensamiento nos hacen  tener percepciones que  distorsionan la realidad, malinterpretando situaciones con facilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario