Se había declarado un incendio que amenazaba la casa de los campesinos. Estos le pidieron ayuda "perdónenme les decía no puedo detenerme tengo cita en la montaña".
Ya iba a ponerse el sol, cuando el monje jadeante ya llegaba a la cima, para encontrarse con Dios. Miro y remiro, ansioso. Nadie aparecía.
Pero alguien se movía en el viento, era un papel con un mensaje: "Perdón amigo le decía Dios no he podido venir, estoy en el bosque apagando el fuego con los campesinos"
Pobre monje no había sabido ver a Dios en sus hermanos.
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