Erase una vez un hombre que tenia una esposa que siempre estaba de mal humor frunciendo el ceño, quejándose de todo y discutiendo con todos los miembros de la familia .
Desesperado por querer saber si el mal humor era solo con ellos, el marido le pidió que fuese a pasar una semana a casa de sus padres con la escusa de que cuidara a su madre que estaba enferma, ya que a el le era imposible ir por cuestiones del trabajo.
Pasaron unos días y a su regreso el esposo de muy buenas maneras le pregunto como le habían tratado en casa de sus padres y si había estado a gusto con ellos, a lo que ella respondió:
-No fue tan grata experiencia, hasta los pastores y los bueyes me miraban de reojo.
-¡Que raro! contesto el hombre si tan mal te miraban los que salen a las montañas al amanecer con los rebaños y no regresan hasta la amanecer no quiero ni imaginarme como te debieron de mirar todos aquellos con quien tenias que pasar el día entero.
La lección que nos enseña esta pequeña historia es que a veces el problema no esta en las personas que te rodean sino que esta en ti, en tu mente y en tu manera de ver el mundo que te rodea.
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