Allí estaba otra vez el león. ¿Qué hacer? La sed lo devoraba y no había otro lago cercano. Retrocedió. Unos minutos después volvió a intentarlo y, al ver al león, abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro león hacia lo mismo, sintió terror.
Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed!
¡lo intento varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado.
Pero como la sed era cada vez mas intensa, tomo finalmente la decisión de beber agua del lago sucedería lo que sucediese.
Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, el león desapareció.
El Maestro dice: Muchos de nuestros temores son imaginarios. Solo cuando nos enfrentamos a ellos, desaparecen.
No dejemos que nuestra imaginación descontrolada usurpe el lugar de la realidad ni nos perdamos en las creaciones y reflejos de nuestra propia mente.
Relato Hindu
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