Debemos leer despacio y meditar, entonces la lectura será como lluvia menuda que no se pierde ni una gota.
No digamos que no tenemos tiempo para leer ni para meditar, aunque solo sean cinco minutos al día. No tenemos tiempo porque no damos importancia ni a la lectura ni a la meditación. Si pensáramos que entre todos los negocios el mas importante es el de nuestra alma procederíamos de otra manera.
Para unos morir es el fin, para otros el principio. Los primeros consideran la muerte como un naufragio, los segundos como la llegada al puerto deseado.
¿Cómo se nos ocurre pensar que porque hemos pecado mucho Cristo nos va a rechazar? ¿No recordamos lo que hizo con Pedro con María Magdalena y con el buen ladrón?.
En el amor, en el dinero y en el propio valor es tan difícil aparentar que no se tiene cuando se tiene, como aparentar que se tiene cuando no se tiene.
Hablando con franqueza no hay mas que personas que pecaron y se han arrepentido y personas que pecaron y no se han arrepentido.
Creo Señor entender tus designios: ahora me pides que te hospede amorosamente en mi alma, que ande contigo durante mi vida terrena. Y a cambio me hospedarías en el cielo por toda la eternidad.
Estos pensamientos los he encontrado en una carta que me escribió mi tío Eulogio q.p.d hace mas de 50 años. Los quiero poner aquí como homenaje a el, ya que fue una persona muy entrañable para mi, cuyas aficiones eran leer y escribir, sobre todo cartas a la familia, entre las que me encuentro.
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