Un estudiante universitario salió a dar un paseo con un profesor,a quien los alumnos consideraban su amigo por su bondad.
Mientras caminaban, vieron un par de zapatos viejos, que pertenecían a un hombre que trabajaba
el campo.
El alumno le dijo al profesor: Hagámosle una broma, escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.
"Mi querido amigo-le dijo el maestro-,nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres.
Tu eres rico y puedes darle una alegría a este hombre.Coloca una moneda en cada zapato y escondámonos a ver cómo reacciona"Y así lo hicieron .
El hombre acabó sus tareas y, al ver las monedas,
miró a su alrededor y, al no ver a nadie, cayó de
de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando
un agradecimiento en voz alta.
En él hablaba de su esposa enferma y de sus hijos,
que no tenían ni para pan, y que gracias a un desconocido no morirían de hambre.
El estudiante, muy afectado, no pudo contener las
lágrimas "Ahora- le dijo el profesor-,¿no estás más complacido que si le hubieras hecho la broma?"
A lo que el joven respondió:
"Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré Ahora entiendo algo que antes no entendía:es mejor dar que recibir."
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