oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noche sin luna. En un determinado momento, se encontró con un amigo, ,el cual lo miró y, de
pronto, lo reconoció.
Se dio cuenta de que era Guno, el ciego del pueblo. Entonces le dijo:
-¿Qué haces, Guno? Tú, un ciego, con una lámpara en la mano, Si tú no ves...
Entonces el ciego le respondió
-Yo no llevo la lámpara para ver mi camino.
Ya conozco la oscuridad de las calles de memoria.
Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...
No solo es importante la luz que me sirve a mi, sino también la que yo uso para que otros
puedan servirse de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario