Varias personas cenaban con afan desordenado
y a una tajada miraban, que habiendo sola quedado por cortedad respetaban.
Uno la luz apagó para atraparla con modos:
su mano al plato llevó y hallo... las manos de
todos pero la tajada no.
Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo
para el desarrollo.
Nuestra mejor edad es la que tenemos ahora,
ni un segundo más ni un segundo menos.
Nada libera tanto como perdonar.
Nada renueva tanto como olvidar
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