Un raton muy joven, que nunca había visto mundo, salió de su madriguera a explorar. Pero menudo susto se llevo durante su primer paseo. "Al doblar la esquina vi a dos extrañas criaturas". Una con una mirada amable y sincera y la otra resulto ser monstruosa. En la cabeza y el cuello colgaban trozos de carne roja cruda. Caminaba inquieto y, cuando me vio, abrió su boca puntiaguda como si me fuera a tragar y dejo escapar un rugido que me aterrorizo.
Por su culpa no pude conocer a la otra criatura. Tenia un pelaje grueso y aterciopelado, una cara tierna y una mirada hermosa. Agito su cola y me sonrió.
Estoy seguro de que iba a hablarme cuando el primer monstruo me grito y corrí para salvar mi vida, le explico a su madre
-Hijo, esa gentil criatura que viste no era otra que un gato, quien solo busca comernos. El otro era un gallo de corral que nunca haría daño a nadie aprende bien la lección nunca juzgues a los demás por su aspecto.
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