Una mañana muy fria, dos jinetes cabalgaban por un camino campestre. A uno de ellos, que era ciego, se le cayo su latigo. Se bajo del caballo y arrodillado palpo la tierra buscandolo. No lo pudo encontrar, pero dio con otro que le parecio mas elegante y mas suave. Monto su animal y continuo la cabalgata. El otro jinete que si podia ver le pregunto que habia buscado en el suelo. El ciego le respondio. "Perdi mi latigo y baje a buscarlo. No lo logre pero encontre este otro. Es mas largo suave y flexible." El hombre que podia ver le dijo:
-¡Arrójalo de inmediato! Lo que tienes en la mano no es un látigo, sino una serpiente adormecida por el frio. El ciego rehusó tirarla ,diciendo que el hombre que podía ver estaba envidioso de su nueva fusta. Un rato mas tarde, el calor del día despertó a la serpiente, que acabo mordiendo al ciego, envenenándolo.
Esta historia nos enseña, a modo de metáfora, que una siempre debe escuchar a aquellos que se preocupan por nosotros.
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