Un hombre viejo, rico y avaro, prestaba dinero a intereses usurarios. Cada día iba a recaudar lo que le debían, pero estas salidas lo cansaban tanto que compro un asno, y lo cuidaba tanto que solo lo montaba cuando se sentía verdaderamente extenuado. que eran pocas veces al año. Un día de mucho calor, y teniendo que hacer un largo trayecto, el usurero llevo consigo al asno. En mitad del camino decidió montarlo y, tras pocos kilómetros, el asno, poco acostumbrado a cargar personas, empezó a jadear. Su amo, temeroso de que el animal fallecería, se bajo y le saco la albarda. El asno pensó que ya no necesitaba sus servicios y dio media vuelta, alejándose de su amo, que le pidió que volviera. Este decidió regresar a casa con la albarda a cuestas le hizo enfermar durante un mes. Esta fabula china nos enseña que hay que aprender a renunciar en el momento oportuno para poder avanzar
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