No, yo evaporo esas aguas así las nubes, y la evaporación me purifica, y así mis aguas son curativas". Entonces pregunto a las nubes: Nubes, si recibes las aguas del mar, debes de estar llenas de pecados". "No, pues el aire nos purifica, y devolvemos el agua a los hombres en forma de lluvia fecunda".
Así sucede con muchas almas generosas, que devuelven el bien por el mal, "almas victimas" que cargan" misteriosamente como el divino Maestro, con los pecados de sus hermanos, y se convierten en bendición.
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