Doña Julia era una anciana viuda, risueña y simpática que vivía en el cuarto izquierda. Mientras los vecinos comentaban, los problemas de la vida, ella sonreía. Hasta que un día, ella que iba justita, perdió un billete de mil pesetas. Estaba segura que lo había perdido en el ascensor, pues allí había sacado el monedero. Aunque con pocas esperanzas, puso una nota en el ascensor, y además encomendó el asunto a San Antonio. Pronto la visito el señor del tercero derecha: "Doña Julia, acabo de encontrar el billete de mil pesetas". Doña Julia se echo a llorar, mientras le decía: "resulta que también lo encontró el señor de al lado, la pequeña del primero, y el matrimonio del cuarto derecha, y la sirvienta del segundo izquierda....Pero antes que ustedes lo encontraran, ya lo había encontrado en el bolsillo del abrigo. O sea que aun queda gente buena por ahí.
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