Había una vez un hombre tan ciego por el oro, que solo veía oro, oro en todas partes. Era un pensamiento obsesivo, no era capaz de pensar en otra cosa. Cuando contemplaba los escaparates de la ciudad, solo veía las joyerías o platerías.
No veía a las gentes, ni las obras de arte, ni el azul del cielo, ni las hermosas flores de los jardines en primavera. El veía oro y nada mas. Un día no pudo resistir, entro en una joyería y empezó a llenarse los bolsillos de collares, sortijas, pulseras y pendientes de oro.
Al salir le detuvieron los guardias." ¿Cómo podías pensar que ibas a escapar con todo el botín? Toda la gente de la tienda y los vigilantes te estaban observando" "Pero, ¿es posible? No tenia ni la mas remota idea de que había gente en la tienda".
Cuando los ojos y mas aun el corazón, se ciegan por el oro, ya no se ve nada mas.
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