a sentir sin que me sientan, a tolerar sin que me toleren.
Pero no me ha enseño a sobrellevar la soledad, a vivir sin caricias, sin un abrazo,
a levantarte a la mañana y no encontrar a nadie a tu lado.
a sentir menos que nada a querer gritar: "estoy aquí, que me oigan".
Pero también me ha enseñado a recordar las cosas bellas,
el amor sublime de una madre,
la mirada tibia de un padre y el acogimiento de tener simplemente la vida que ya es mucho pedir y asentir que teniéndola todo aquello que he escrito puede cambiar algún día.
Porque no olvides que amar, sin sentir, tolerar y perdonar son parte de la misma vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario