Cierto día, un señor feudal japonés declaro a uno de sus mas viejos samuráis: Shoun, hay un joven guerrero cuya fuerza y vigor son admirables para su edad. Cuando lucha con sus compañeros vence incluso a los que son mas corpulentos que el. Entonces, el anciano respondió: Señor a pesar de que ya no soy joven, estoy dispuesto a apostar que el samuray del que habla no conseguirá vencerme.
Ni corto ni perezoso, el señor organizo para esa misma noche un encuentro sobre los dos samuráis, en medio de un gran numero de asistentes. Nada mas comenzar la pelea el joven samuray, presumiendo de juventud y poderío, se abalanzo sobre su frágil adversario decidido a hacerlo picadillo. Shoun estuvo a punto de caer varias veces. Sin embargo ante la sorpresa general siempre se recuperaba en el ultimo momento. Exasperado el joven intento una vez mas que su contrincante acabara en el suelo, pero Shoun aprovecho hábilmente su movimiento y fue el quien desequilibró a su adversario.
Después de ayudarlo a levantarse, el triunfante, Shoun se acerco al señor feudal y le dijo.
Como ha podido ver señor sentirse uno orgulloso de su fuerza cuando aun no se domina la fogosidad es como vanagloriarse públicamente de sus propios defectos.