El niño llego corriendo a casa. Entre sus manos traía una alondra. Tenia rota una de sus alas. "¡Mama, mira mira!". Entre las manos del niño se asomaba la cabecita triste y asustada del pajarillo. La madre miro al niño y al pajarillo. Interiormente se preguntaba quien había encontrado a quien. Su hijo parecía sufrir el dolor que sentía la alondra en su ala partida.
"-¡Nene!, dijo la madre. Lleva al pajarillo al convento Allí estará Antonio el Santo. Veras que te lo cura".
El niño salió corriendo hacia el convento. Toco la puerta. Una figura vestida de habito Franciscano, sonriente, abrió la puerta.
"-¡Hola nene¡ ¿Que me dices? "Busco al padre Antonio para que me cure al pajarito...,tiene una ala rota". El fraile tomo la alondra entre sus manos, la acaricio se la devolvió al niño y le dijo: -¿Quieres verla volar? ¡Abre las manos.
La alondra voló en dirección al camino mientras cantaba en el aire... El niño miraba como si sus ojos quisieran coger al pajarillo. Luego miro al santo y le pidió que le enseñara las manos que había curado su alondra.
Angel - asi se llamaba el niño- se fue a casa pensativo.
"-¡Mama¡ La alondra se fue a volar. San Antonio la curo".
Tres meses mas tarde, Antonio estaba sentado en un banco de piedra frente al convento enseñando al niño a rezar a Dios...
...Una alondra con sus cuatro crias llegaron volando y se posaron entre Antonio y Angel.
El niño no creia lo que veia. La alondra curada salto a las manos del fraile santo que le dijo al niño:
"-¡Ángel¡ Esta es la alondra que viene con sus cuatro hijitos a darte las gracias por haberla salvado".
El niño miro a los pajarillos. Los podía tocar. No se movían. Luego miro a Antonio como quien mira una visión y se fue corriendo a contarle a su madre lo que había presenciado.
Las cinco alondras volaron sobre la cabeza del santo, haciendo una corona de trinos... y se perdieron en el campo.